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sábado, 26 de octubre de 2013

PRIMERA ESCALA: MADRID, ESPAÑA

Luego de unos espectaculares días en Bs. Aires, llegó el momento de viajar hasta mi destino. Por supuesto, tomé todas las precauciones para no tener inconvenientes en mi viaje, o al menos las que yo pensaba eran suficientes.

Todo comenzó a las 3:30 PM. Se suponía que el taxi, o remís como lo llaman en Argentina, llegaría a las 4:00 PM. Sin embargo, por un error de coordinación llegó antes. Esto en realidad fue muy bueno ya que al llegar al aeropuerto se estaban formando algunas manifestaciones - vaya a saber uno en contra de qué. El taxista me dijo, “te dejo rapidito y me echo a volar”. Obviamente no quería quedar en medio de algún posible disturbio. Al parecer, no hubo ningún problema mayor, por lo menos nadie lo andaba comentando en los pasillos.

Con mucho tiempo para abordar, me dediqué una hora al menos a avanzar mi libro En Llamas que es la secuela de Los Juegos del Hambre. Tenía pensado leer mis libros en África, pero con tanto tiempo de espera prefiero ocuparlo para leer. El aeropuerto de Bs. Aires, según mi humilde percepción, nos brinda una gran diversidad de nacionalidades. Se escuchan muchos idiomas y se ve gente que sin pudor viste ropas de sus países o de sus credos. Hasta una pareja de colombianos, sino estoy errado en sus nacionalidades, demostró sus dotes artísticos al bailar salsa al ritmo del celular. Fue un momento muy agradable. Y es que hasta ahí todo iba perfecto.

Tiempo de registrarse con la aerolínea o hacer el check-in. Pongo mi primera maleta para pesarla y el hombre me pregunta si tengo el boleto de regreso. “¿Cuál boleto de regreso?”, dije yo. “El que necesitas para poder abordar”, me responde. Ahí supe que este viaje no sería nada de fácil. Obviamente él no podía ayudarme porque como política de la empresa y de inmigraciones (según él) no me pueden dejar abordar si no cuento con el pasaje de vuelta. Por supuesto que yo tendría un pasaje de vuelta si tuviera todo planificado y supiera la fecha exacta en la que volvería. Así que no me quedó otra que pensar en algo rápidamente. Acudí a la compañía para ver si me daban una solución. Claro que hay solución, comprar un boleto, me dije a mí mismo. En ese momento, las dos horas que tenía de ventaja pasaban más rápido de lo normal. Vaya que era relativo el tiempo en ese instante. Antes de pasarle la tarjeta de crédito se me ocurrió explicarle toda la situación nuevamente paso por paso. Yo no voy a España, le reiteraba. Tampoco voy a Marruecos, insistí. Mi destino final es Liberia y tengo visa para entrar. Algo hizo clic en su cabeza y me dijo que volviera al mostrador y que se lo explicara de esa forma al encargado. Corrí, aunque no muy rápido porque andaba con dos maletas pesadas, y le dejé mis documentos al hombre. Me dijo que lo esperara. Sentía que había alguna esperanza de viajar y no perder todo lo programado. Sin embargo, cuando conversaba con su equipo me miraban y movían la cabeza de forma negativa y seguían discutiendo mi caso. Al final me llaman y me dicen, “sube tus maletas”, “te abordamos”. Creo que hasta una sonrisa me salió. Así que pagué el sobrepeso del cual sí estaba consciente. No esperarán que lleve 23Kg. por un viaje de más de seis meses. (Les recomiendo siempre leer todo lo que puedan sobre las políticas de la empresa porque varían de unas a otras.) Pagué los 100 dólares. Me dolió mucho pagar semejante cantidad de dinero por un par de kilos de más. No obstante, a esa altura era lo de menos.

Ya más tranquilo y en el avión, me relajo y espero la partida. El capitán nos pide disculpa por el atrasado y nos informa que debido a las tormentas en la ruta normal, nos desviaremos y gastaremos más combustible de lo habitual. Y como si fuera poco, tendríamos que aterrizar en otro sector del aeropuerto por el mal clima en Madrid. Afortunadamente, no nos encontramos ni siquiera con leves turbulencias y el aterrizaje fue uno de los más suaves en los que he estado. Y no entiendo por qué tuvo que decirnos lo del combustible, eso no me dejó muy tranquilo que digamos.

El pasar por inmigraciones en España igual me tenía nervioso, pero todo resultó ser muy rápido y fácil, lo que me dice que quizás el altercado en Bs. Aires probablemente fue un mal entendido. Ahora me encuentro esperando el vuelo a Casablanca, Marruecos. Está con una hora de retraso y ya terminé mi libro con el que me entretenía. Tengo mucho sueño para comenzar el siguiente libro, así que no hago más que escuchar los distintos idiomas, se escucha mucho francés, español, inglés y también escuché coreano, aunque este último puede haber sido una excepción. Comienza a llegar más gente, así que mejor guardo mi computador.


3 comentarios:

  1. Todo bien hasta ahora :) saludos bro !

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  2. Que trauma que primero no te querían dejar abordar y para más remate que te asustaran con lo del combustible y la tormenta. Con tanta cosa, yo a esa altura hubiese visto payasos tratando de cortar el ala -hahahaha-
    Lo bueno es que todo se arregló rápidamente.

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  3. Sí, estuvo bien complicada la situación! Gracias por los comentarios!

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