Después de dos meses
en el pequeño poblado de Saclepea, finalmente tuve la oportunidad de viajar a
otro país de África del Oeste.
Ghana limita al Oeste
con Costa de Marfil, al Este con Togo, al Norte con Burkina Faso y al Sur con
el golfo de Guinea. La historia de este país es fascinante y triste a la vez.
Brevemente, diré que desde este país se enviaban a los esclavos hacia el resto
del mundo y aún se pueden visitar los fuertes y castillos construidos para tal
objetivo. Además, es importante mencionar que se independizaron de los
británicos.
A diferencia de otros
países de la región, Ghana se ha mantenido estable por muchos años y ha logrado
desarrollarse de una manera notable.
Mi primer contacto con
Ghana fue con la ciudad capital, Accra. Es una ciudad muy parecida a las que
podríamos encontrar en Chile. Al menos esa es la primera impresión que uno
tiene al llegar a este país luego de vivir dos meses alejado de toda urbe. Hay
grandes edificios, autopistas, taxis, buses, tiendas, centros comerciales,
electricidad, agua, entre otras cosas.
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Paradero de taxis y tro tros (mini bus) - También está el mercado a un costado |
En África siempre me
he sentido como extranjero. No obstante, al menos en Ghana la gente no se
detiene a observarte por tu color de piel porque están más acostumbrados al
turismo. Por otro lado, están tan acostumbrados al turismo que siempre intentan
engañarte con los precios. El primer pasaje en taxi hasta nuestro hostal nos
salió $10 dólares y de regreso al aeropuerto uno está tan acostumbrado a
regatear y pelear por cada cedi (la moneda oficial de Ghana) que sólo pagamos 3
dólares.
El hostal donde
llegamos, Agoo, es uno de los mejores hostales en los que he estado,
especialmente en términos de ambiente. Después de meses, tuve la oportunidad de
hablar español con unos chicos de España que estaban grabando un documental
sobre la basura tecnológica. También había gente de Australia, Inglaterra,
Estados Unidos y un chico de Ghana que hace sólo semanas antes había estado en
Chile en una conferencia. Es cierto, el mundo a veces no es muy grande.
La primera noche en Accra
fue más bien para comer sin límites, más que los propios que tienen el estómago
y el bolsillo, por supuesto. Unas pizzas y cervezas fueron suficientes para
sentirse como en casa.
Al otro día recorrimos
la ciudad. Uno de los lugares que más me llamó la atención fue el mercado de
Makola donde se puede encontrar casi cualquier tipo de comida. Por primera vez
en dos meses, comí lechugas, papas y zanahorias. Claro está que no podía dejar
de probar los deliciosos mangos. Otra de las atracciones de Accra es el Teatro
Nacional que tiene una hermosa arquitectura. También tienen un estadio de
fútbol donde se realizan los encuentros tanto nacionales como internacionales
(la gente conoce Chile gracias al fútbol). En general, en Accra uno puede
encontrar todo lo que quiera.
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Teatro Nacional de Ghana |
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Calle comercial |
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Estadio nacional de Ghana |
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Monumento - Se realizan conciertos en ese recinto |
Ya al tercer día nos
dirigimos hacia el Oeste a la playa de Kokrobite. Es un lugar muy relajado y no
saturado de gente. Uno puede bañarse sin problemas, especialmente porque el
agua tiene una temperatura muy agradable. En términos generales, una de las
cosas que uno nota es que la gente en Liberia y Ghana no sabe nadar. Otra de
las cosas asombrosas que se puede ver en las playas es la pesca artesanal. Los
barcos que se usan para tal labor son muy llamativos al igual que sus métodos
de extracción. En pocas palabras, el dueño del barco y de la red le ofrece
parte de la extracción a los que ayuden en el proceso. Los
ayudantes también cantan mientras hacen su trabajo, al parecer para coordinarse al jalar la soga.
Es todo un espectáculo.
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Embarcaciones típicas de Ghana |
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Playa de Kokrobite |
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Gente esperando la extracción de pescados |
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Tirando de la soga
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Pueblo de Kokrobite |
Uno de los destinos más
visitados es Cape Coast. Esta ciudad fue la antigua capital de Ghana y tiene un
gran parecido con la ciudad de Valparaíso en Chile. Desde esta ciudad
específicamente se llevaban los esclavos a otros países. Uno de los atractivos
es el castillo Cape Coast. Esta construcción cuenta con calabozos que dan
escalofríos al escuchar al guía decir que el suelo está compuesto en parte de
restos humanos, heces y sangre que con los años se solidificaron. En el
castillo, también había un calabozo especialmente diseñado para castigar a
aquellas mujeres que se rehusaran a tener relaciones sexuales con los conquistadores.
Es un lugar con mucha historia y da para pensar en las terribles cosas que
podemos llegar a hacer como seres humanos.
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Calabozo para hombres (No había tanta luz en aquellos años)
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Castillo de Cape Coast |
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Protección para ataques extranjeros |
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Calabozos para mujeres esclavas
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También visitamos los
otros fuertes que servían para proteger la ciudad de ataques extranjeros. La
vista es increíble desde estas construcciones debido a que se ubican en la parte alta
de la ciudad.
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Fuerte William |
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Vista desde fuerte Victoria |
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Cape Coast |
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Vista desde el fuerte William |
La comida callejera es
una de mis favoritas y a pesar de que en Liberia no como en la calle, acá sí me
atreví a probarla. En once días no tuve ningún problema digestivo. Los platos
son bien contundentes y muy económicos. En las mañanas, me gustaba ir por las
calles y comprar piñas que están listas para comer. En la noche, comía
anticuchos (o kebabs) de vacuno aliñados con unas especias bien picantes. Esto
último daba pie a una degustación de algún nuevo tipo de refresco como por
ejemplo una cerveza de yuca.
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Comida típica en Ghana, deliciósamente condimentada |
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Resort en Playa Oasis |
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Baile callejero |
Lamentablemente, los
desayunos en la calle duraron sólo hasta que descubrí un hostal llamado Baobab.
Había visto este lugar mis primeros días pero lo prejuzgué y pensé que sería
costoso. Sin embargo, no sólo los precios eran excelentes, sino que además
ofrecía una serie de productos veganos y vegetarianos, jugos de fruta fresca,
café en grano y, como si fuera poco, este hostal también apoya escuelas y a niños
con capacidades diferentes; además, tiene una tienda donde venden productos
reciclados y confecciones en distintos materiales que los mismos niños aprenden a hacer con las capacitaciones
que reciben de este lugar.
Luego de tanta playa,
decidimos viajar hacia el Este del país, hacía la región Volta. En esta región
hay montañas y caídas de agua y el turismo está menos desarrollado. Hay una
serie de pueblitos bien pintorescos y la gente es muy amable como en todos los
lugares que visitamos. Es interesante destacar que cada vez que queríamos subir
una montaña, tuvimos que hacerlo con un guía. En la primera montaña que
subimos, el guía se justificaba porque había que pasar por muchos árboles y
pasto largo, además que él iba observando el camino por si nos encontrábamos con una
serpiente. En el segundo recorrido, el guía no era necesario y además trató de
aprovecharse con la propina. Lo peor que hubiera pasado es que nos hubiéramos equivocado
de camino y hubiéramos ido a parar a Togo. Claro, porque sólo una montaña
divide a estos dos países.
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Montaña a escalar |
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Vista desde la cumbre |
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Con nuestro guía |
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Región Volta |
Uno de los pueblos que
visitamos en el Este fue Ho. Nos quedamos en un hotel que salía en una de las
famosas guías de viajeros que tomamos prestada en Agoo. Justo nos tocó esperar
el año nuevo en aquel pueblo. Lo divertido fue que el dueño del hotel, una
persona que ha viajado mucho por el mundo, nos invitó a comer y beber para
esperar el año nuevo. Fue una gran experiencia compartir con gente de Ghana y
Nigeria mientras comíamos kebabs y bebíamos un vino francés.
El siguiente pueblo se llama HoHoe y desde acá se puede tomar el tro-tro hasta las cataratas de Wli. Es una caminata de alrededor de tres horas subiendo una montaña con harta pendiente, pero al final uno obtiene su recompensa porque se puede bañar en la falda de la catarata.
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Catarata en las alturas |
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Pueblo de Wli |
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Otra vista de la cascada |
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Catarara Wli |
Ghana es un país con gente
muy simpática, con una infraestructura bien desarrollada y como dije al
principio después de haber estado dos meses lejos de toda comodidad, Ghana se
parecía mucho a un país como Chile en términos de desarrollo, hasta que uno
comienza a observar con más calma. A veces uno se olvida de que todos los niños
que venden cosas en la calle deberían estar en la escuela. También uno escucha
las historias de chicas que son golpeadas por sus parejas y aunque esto pasa en
cualquier parte del mundo, en los dos países africanos que conozco, esta triste
realidad parece ser parte de la vida diaria. La desigualdad en la distribución
de la riqueza también se deja notar. Así, en la capital uno ve casas
gigantescas y luego en la región de Volta uno ve nuevamente las chozas que ve
en Liberia. Pero si lo que se quiere hacer es conocer África y llegar a un destino no
tan extremo en lo que a comodidades se refiere, Ghana parece ser el lugar
adecuado. No es un país caro, la gente en general habla buen inglés y siempre tratan de ayudarte, el transporte es eficiente y la comida es excelente. Sólo hay que atreverse a viajar y a preguntar para llegar al destino.
Querido! Nuevamente transportando la imaginación hacia donde estás.
ResponderBorrarUn abrazo caluroso desde Chilito, prometo escribir en mi blo y que no pase de esta semana =)