Vistas a la página totales

jueves, 3 de julio de 2014

DEJANDO LIBERIA


Se dice que se debería salir de un país post-conflicto cada cuatro meses. Uno no lo cree cuando recién llega. Uno dice, “puedo vivir por más tiempo acá”. La verdad que es cierto, sí se puede vivir por más tiempo, pero uno comienza a frustrarse un poco con la falta de un sistema eficiente. Quiera uno o no tratar de ser comprensivo con la situación, llega un punto donde cualquier cosa pequeña comienza a ser frustrante. Te levantas un día para ir a trabajar y no hay luz ni agua; tienes que lavar la ropa a mano nuevamente y con la humedad toma unos días en secarse. Así que tienes que ir a trabajar como sea. 

A pesar de todo ello, no fue fácil dejar Liberia. En cuanto la gente de mi pequeña comunidad supo que me iría, organizaron una serie de actividades para despedirme y eso no lo olvidaré nunca. Los liberianos son muy sencillos y considerados en algunas cosas.

El tiempo es claramente relativo a lo que uno esté haciendo. A veces sentimos que se mueve lentamente, casi frustrantemente lento. En otras ocasiones, no encontramos el botón para detenerlo y disfrutar un poco más del momento. En mi caso, las últimas dos semanas pasaron demasiado rápidas.

Todo este tiempo estuve trabajando como voluntario; sin embargo, conseguí un trabajo remunerado las últimas dos semanas y eso me tuvo muy ocupado. A tal punto que no me di cuenta cuando ya me estaba despidiendo de Lindsay.

Ambos recordaremos nuestro viaje a Liberia con emociones similares y en otras ocasiones con reflexiones diferentes por nuestra calidad de individuos con ideas propias. En esta corta intervención quiero mostrar algunas fotos que nos llamaron mucho la atención y que fueron el día a día de nuestras vidas.

En Liberia, lamentablemente, el sistema educativo les ha fallado irreparablemente a sus ciudadanos. Hay explicaciones para aquel problema, pero no es el momento de hacer el diagnóstico. Por ahora sólo quiero compartir esta foto de una niña que trata de remar contra la corriente y busca ir un poco más allá del estudiante común. Hay una red de electricidad en Saclepea, pero no funciona. La luz que se ve en la foto la proporciona el Programa Mundial de Alimentos. Esta niña está aprovechando esa instancia para hacer sus tareas. No puedo olvidar mis días como estudiante y sentirme un poco avergonzado. Si se cortaba la luz, no prendía una vela para seguir estudiando, sino que simplemente me iba a dormir y al otro día me presentaba a clases con el argumento de que es imposible estudiar si no hay luz. ¿Cómo iba a funcionar el computador de escritorio? (No tenía un computador portátil en ese momento) Y el módem no funciona con velas tampoco. Así que un gran ejemplo esta niña.


Fuera de WFP (World Food Program)

La siguiente foto es un poco cómica. En Liberia no encuentras estaciones de gasolina en cada pueblo con un dispensador automático. Lo que sí encuentras son estos frascos de distintas medidas. El bombero usa un embudo para cargar combustible. Generalmente no son muy cuidadosos y no van corroborando si el tanque aún tiene espacio. Como es de esperar, la gasolina se rebalsa y la motocicleta o automóvil queda pasada a bencina. 


Estación de Gasolina

John, el mecánico de la organización donde trabajé y gran amigo, nos invitó a conocer a su familia que vive en el campamente para refugiados marfileños de la Agencia de la ONU para los Refugiados. Su esposa es de Costa de Marfil y tienen tres niñas muy adorables. Cada familia recibe una pequeña carpa y ayuda de esta organización. Todos hablan múltiples idiomas en el campamente, (y en Chile pasamos por todo el sistema educativo para decir un par de palabras en inglés.) Como signo de respeto, acepté cualquier tipo de comida que hayan cocinado para nosotros. En esta ocasión comí unos caracoles muy grandes, pescado y fufu que es un subproducto de la yuca. El caracol en realidad tenía un sabor muy similar al del loco chileno con un toque más terrenal porque se extraen desde el bosque. 


Caracoles y pescado para el almuerzo
Campamento para refugiados de UNHCR

Esposa de John cocinando al aire libre
Por último, las sonrisas de los niños y niñas, en mi opinión, son simplemente muy hermosas. Siempre fue una alegría llegar a una comunidad y ver sus sonrisas.

Los niños(as) comienzan muy pronto a acarrear cosas en sus cabezas
Todos quieren aparecer en la foto


En mi próxima entrada probablemente estaré cerrando este ciclo. De hecho, ya me encuentro en Chile. No fue fácil llegar hasta acá. Me tomó casi una semana. Lo contaré muy pronto. 

2 comentarios:

  1. Seba!! Siempre fue un placer leer cada una de tus entradas. Gracias por compartir tus experiencias y ojalá hayas podido sacar un buen aprendizaje de esto, cosa que no dudo. Eso es lo mejor de los viajes. Espero que en Chile te estén regaloneando harto y que la vida te siga dando oportunidades de seguir aprendiendo. Abrazos apretados y espero volver a leerte en una nueva aventura :)

    PD: Cuando puedas, me puedes contar un poco de cómo llegaste a trabajar como voluntario? O algún link que me pueda dar información?

    ResponderBorrar
    Respuestas
    1. Gracias Vale! Siempre fiel a mis entradas, te lo agradezco muchísimo! He leído las tuyas también, pero siempre tengo algunos problemillas tratando de escribir un comentario. Ahora que tengo Internet más rápido, buscaré la solución. Un abrazo y mucho éxito por Canadá!

      Borrar